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NO LA VI VENIR...

Hay personas a las que NO SE LES VE VENIR... recuerdo el día que comenzó a trabajar en la Empresa, coincidió que era mi cumpleaños, y justamente se incorporaba para repartirnos el trabajo, así que fue como "MI REGALO DE CUMPLEAÑOS", imaginen lo feliz que estaba. Así se lo dije muchas veces.


Empaticé rápidamente con ella porque había tenido la valentía de dejar su trabajo para venirse sola a otra ciudad, lejos de su familia y amigos. Y esa actitud hacia la vida, yo la admiro profundamente.


Me gustaba mucho tenerla en el equipo, porque parecía que se tomaba las cosas con más tranquilidad, y que no le afectaba tanto la presión como a mí. Su ritmo era más lento, y aunque la confrontaban constantemente por no cumplir plazos, no tener papeleo al día o alguna cosa irrelevante, ella parecía no inmutarse, daba sus explicaciones y listo. Yo admiraba eso.


Intenté ayudarla todo lo que pude para favorecer su adaptación tanto al equipo de trabajo como a los clientes. Fue un poco complicado con algunos clientes que ya estaban adaptados a otro estilo de trabajo y me lo decían, yo SIEMPRE les animaba a conocerla, les decía que tenía más experiencia que yo y que era muy buena en su trabajo, que realmente se interesaba en ayudar. Ésta siempre fue mi postura.


Incluso cuando llegaba algún cliente a quejarse, siempre la defendía. Cuando tuve que seguir una línea de trabajo que parecía contradecir la suya, lo hacía con mucho cuidado de no dejarla mal. Esto para mí siempre ha sido muy importante. Cuando algunas personas que ella atendía me pedían cita, las refería a ella con cariño y empatía, dándole siempre su lugar.


Muchas veces me desahogaba con ella después del trabajo o durante la jornada por algún conflicto con MIS VERDUGOS. Sentía que me entendía y que mostraba interés, porque me preguntaba.


Vivía relativamente cerca de nosotros, así que muchas veces me ofrecí a llevarla, especialmente por las noches. Conectó también con mi marido, pues ambos tenían problemas médicos similares, incluso se ofreció a ayudarlo con un curso, y lo convenció para que lo hiciera.


Durante este periodo, se enfermó varias veces y estaba sola en la ciudad, así que en muchas ocasiones me ofrecí para llevarla al médico o comprarle lo que necesitará. Nunca accedió, pero yo estaba pendiente.


Los últimos meses antes de la pandemia se le daño el coche, y se venía con nosotros todas las noches. Teníamos que dar más vueltas y mi peque se acostaba cada vez más tarde, pero lo hacíamos con gusto porque era mi compañera y yo la consideraba, mi amiga.


Recuerdo haberla motivado muchas veces para que pidiera lo que necesitaba en el trabajo, se quedara en casa cuando estaba enferma, y hablara para conseguir sus vacaciones cuando quería y cosas de ese estilo. Ella se mostraba con desconfianza hacia Dirección, pero yo la animaba porque eso es cuidarse, y en ese trabajo es muy necesario cuidarse.


Desde el principio de la pandemia comenzó a encontrarse mal y cada vez peor. Cancelaba citas o las cambiaba, faltaba a reuniones, etc. Yo estaba muy preocupada, se le veía muy mal. En ese periodo sí la vi muy agobiada, y trabajar desde casa la superaba, no lograba poner límites y estaba todo el día trabajando. Recuerdo muchas conversaciones donde la animaba a parar de trabajar, me ofrecí a llevar algún grupo suyo y organizarme. No estaba para nada bien. Yo estaba indignada porque desde Dirección la dejarán seguir trabajando así y no hicieran nada al respecto, todo lo contrario. Hay veces que priorizamos el trabajo antes que nuestra salud, y ella lo estaba haciendo.


En fin, llegué a hablar hasta con la VERDUGO para decirle que se fuera organizando porque ella tendría que cogerse un baja para recuperarse y que sería larga. Todavía recuerdo mi indignación por la cara y la respuesta de la VERDUGO, otra vez no veía a las personas, no veía la realidad, sólo lo que ella quería ver.


La última vez que la vi personalmente, le confesé que creía que me iban a despedir. Me sorprendió su reacción, se puso nerviosa y me dijo que seguro que no, yo le expliqué mis argumentos, y bueno, ella también me confesó sus miedos y sus pensamientos, pero mejor me guardo el resto de la conversación para un posible juicio.


Esto fue en junio...Hasta aquí todo parece normal ¿cierto? Desde mi punto de vista teníamos una buena relación de compañerismo e incluso de amistad.


¿Se imaginan mi sorpresa cuando el 15 de julio la VERDUGO me lee un documento donde ELLA me ACUSA de MUCHÍSIMAS MENTIRAS y que incluso verbaliza que temía por su integridad física y psicológica... y que YO ERA LA CULPABLE de TODO SU MALESTAR FÍSICO?



No puedo ni explicar lo que sentí, realmente no lo vi venir. Se mostraba tan amable, tan comprensiva, tan tranquila y tan cercana, que JAMÁS me imaginé esta PUÑALADA. ¿Tan necesitada estaba de una amiga que no la vi venir? ¿Tan mal está mi radar para detectar hipocresías?


Suponiendo que realmente le afectara alguna acción mía, no entiendo por qué no me lo dijo. Si realmente consideró que le hablé mal frente a clientes o los puse en su contra, ¿por qué no lo habló conmigo nunca? ¿Por qué siguió comportándose igual que siempre, como amiga? ¿por qué me dijo que le tenía un regalito a mi peque desde antes de la pandemia?


Sigo sin entender por qué ella ha accedido a inventar todas estas mentiras y participar en la CONSPIRACIÓN hacia mí, y mucho menos entiendo cómo después de participar, sigue actuando como si nada. No encuentro palabras para definir este comportamiento. Todas se quedan cortas.


Llevo semanas soñando con ella, nerviosa imaginando que me la encuentro en el Centro Comercial. No sabía cómo reaccionar, pero tenía claro que no establecería ningún tipo de contacto. Lo que nunca imaginé fue que sentiría MIEDO, que me sentiría indefensa y pequeña, y que tendría ganas de desaparecer o salir corriendo. Esto ha sido lo que he sentido hace unos días cuando creí verla, despaldas.


Seguramente no era ella, pero se me ha quedado en mi cabeza mi reacción. Pude sentir el daño, el dolor, el miedo, la indefensión. Y llevo días pensando en lo injusto que me parece esto. Yo sintiéndome así y mirando a todas partes por si me la encuentro, y ella tan tranquila viviendo su vida, después del daño que me ha hecho... ¡¡Ufff!!


Sé que cómo me siento ahora es consecuencia del daño que me han hecho, y no hay dinero que pueda compensar todo lo que estoy pasando por SUS MENTIRAS. Sé que es difícil, pero espero poder encontrar justicia a nivel legal, y que de alguna manera tengan que pagar por sus actos. Me niego a creer que se puede hacer este tipo de daño y salir impune, aunque lastimosamente lo he visto en otras ocasiones, he visto casos de agresores que ganan juicios. Aún así, estoy convencida de que tengo que llegar hasta el final en esto, que merece la pena intentarlo. Y me encantaría ver cómo intentan demostrar todo lo que ella ha dicho en un juicio. Estoy deseando escuchar su versión, con situaciones concretas y nombres de CLIENTES, porque para hacer acusaciones de este tipo, no caben las generalidades.


Esto que siento también pasará, trabajándolo en terapia y con el tiempo. Sé que el miedo que siento no tendrá el mismo efecto en mí dentro de unos meses, pero ahora me toca afrontar estos sentimientos, forman parte del proceso... sólo que esta vez estoy acompañada de gente buena, natural y sincera.


Cada vez que pienso que he salido de ese ambiente tóxico con VERDUGOS disfrazados de corderos que no ves venir... recuerdo que eso YA ES UN TRIUNFO!!

 

Seguro que también te ha pasado que has confiado en personas que luego te han dado puñaladas... el dolor depende de muchos factores, tanto internos como externos. Si este dolor te afecta el establecimiento de relaciones personales o tiene otras consecuencias que afectan de alguna manera tu estado de ánimo, es necesario buscar ayuda. Desde PSICOALMERIA podemos acompañarte. Pide cita al 644 679 781.




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