LO CONFIESO, HE MENTIDO.
- Marisín Silgado Psicóloga
- 8 sept 2020
- 5 Min. de lectura
Toda historia tiene, como mínimo, dos versiones. Sería muy soberbio por mi parte pensar que mi versión es la verdad, ¿cierto?. Lastimosamente no conozco de primera mano otra versión porque mi verdugo decidió no hablar conmigo cuando recibió una supuesta primera queja, de una persona externa que no estuvo ni un mes conmigo, pero al parecer tiene más credibilidad que yo, que llevaba en esa Empresa desde 2011. Tampoco hablaron conmigo las otras verdugos, compañeras de trabajo, del día a día. Esta nula comunicación es rara en una Empresa que promueve la apertura, la comunicación, la autoayuda, entre otras cosas, ¿no les parece?
Una de las cosas más dolorosas para mí ha sido que mi verdugo no me diera el beneficio de la duda, que en una Empresa a la que "Le importan las personas", hayan agarrado una queja el 13 de marzo y desde ese momento hayan planificado una CONSPIRACIÓN (que quizás comenzó antes, nunca lo sabré); motivando a más personas a que plasmaran por escrito todas las quejas que podían tener hacia mí.
Yo no soy perfecta, lo sé, ya he redactado un post confesando algunos de mis pecados públicamente. Pero mi verdugo eligió darle un sentido macabro a la situación y, lo peor, NADIE LE PARÓ LOS PIES, NADIE LA DETUVO.
Durante el tiempo que estuve en la Empresa tuve la gran oportunidad de trabajar en mi crecimiento personal de la mano de buenísimos profesionales, recuerdo una coach maravillosa, un psicólogo muy especial y un asesor/formador con mucha sabiduría. Me cuesta creer que ninguno se haya dado cuenta del ambiente tóxico que se respira dentro de la Empresa, y que no vean de quién es la responsabilidad.
Recuerdo haber tenido varias conversaciones con los dos últimos, explicándoles situaciones complicadas e ilegales con mi verdugo, recuerdo sus caras, sus expresiones, sentí que lo veían y que podían ayudar. Pero todo se desvanecía cuando hablaban con mi verdugo, ella utilizaba su "poder" para manipular todas las situaciones, nada se escapaba de su control. Antes de cada Convivencia Terapéutica y de cada sesión individual, ella daba la información que le interesaba sobre nosotros. Muchas veces me sentí juzgada, intimidada y pequeña... ¿Así debe sentirse uno en terapia? La respuesta es NO. Recuerdo cuando volví de mi baja maternal que tuve una sesión con el asesor/formador, a quien respeto profundamente, y que su visión sobre el liderazgo y el trabajo en equipo me ayudó a quitarme "la venda de los ojos". Pero en esa última sesión, no era el mismo que yo había conocido y con quien había compartido los problemas que identificaba en el trabajo. Ya estaba bajo los efectos de mi verdugo. Me terminé de dar cuenta con las pautas que le daba a otra de mis verdugos que ejercía de coordinadora, estaban enfocados en "controlarnos" de formas cada vez más intrusivas, seguramente por nuestro bien o para que fuéramos más eficientes. Pero "controlar" y "perseguir", no es "acompañar", no es “trabajar en equipo” y no es “liderar”.
¿Por qué sucede esto? ¿Qué influencia macabra ejerce sobre los demás? ¿Cómo logra hacer que la gente se preste a participar en la conspiración?
LO CONFIESO, HE MENTIDO. Sí, he estado engañándome a mí misma, repitiendo una versión de esta historia que me impedía ver la realidad. He hablado de “conspiración” y de “verdugos”, pero dentro de mí existía una dualidad que era muy dolorosa. Por una parte, reconocía y exponía situaciones graves, por otro lado, quería justificarlas. Todavía conservaba la posibilidad de que mi verdugo recapacitara, y se diera cuenta del daño que me estaba haciendo, que se arrepintiera. Porque la persona con quien he estado compartiendo mi vida personal y profesional, esa persona que yo tanto admiro y que me ha apoyado tanto cuando yo lo he necesitado, no podía haberse transformado en este MONSTRUO, en mi VERDUGO.
Pero ha sucedido algo inesperado. Cuando logras salir del ambiente tóxico, cuando tomas distancia física de esa situación tan tormentosa, poco a poco vas teniendo mejor visión, hasta que logras ver todo con otra perspectiva, y de repente, todo encaja.
Esa visión clarificadora la tuve ayer, hablando con otra "maestra de vida". Como por arte de magia, pude reconocerme realmente, y también a mi verdugo, que para mí sorpresa, nunca había sido esa persona a quien yo tanto admiraba, YO LA HABÍA IDEALIZADO.
Eché un vistazo hacia atrás, cuando llegué a esa Empresa, en un momento muy doloroso de mi vida. Estaba a punto de casarme, sin la presencia de mi familia ni amigos, rodeada de gente a la que casi no conocía, y que muchas de ellas me rechazaban. Me sentía sola y pequeña. Fui carne de cañón para mi verdugo. Encontró en mí a una joven profesional, apasionada, ingenua e idealista, que se aferró a esa FAMILIA porque LA NECESITABA. Una persona fiel y recta, para quien cumplir las normas es una obligación, mientras tuviera un sentido y viniera de una persona a quien admiraba, y eso no incluía cuestionarlas.
Reconocerme de esta forma, tan vulnerable, tan sola y con tantas necesidades no cubiertas, es muy doloroso para mí. No me había visto nunca de esa manera. Podría convencerme de que ésa ya no soy yo, que han pasado casi 10 años, pero estaría mintiendo nuevamente.
En cuanto a mi verdugo, ahora la reconozco, la veo realmente, una persona en esencia MANIPULADORA, que tiene la capacidad de mostrarse cerca, muy cerca, que identifica muy bien tus necesidades y carencias, y que intenta suplirlas hasta “conseguirte”. Y una vez que te tiene, “te cuida”, se involucra en tu vida, se “preocupa” por ti. Consigue fidelidad y lealtad, sin cuestionamientos, aunque eso implique hacernos daño a nosotros mismos o hacer cosas ilegales, que van en contra de nuestros valores.
Mientras sigas siendo una persona “obediente” y “sumisa”, seguirás gozando de los privilegios de sentirte cerca de ella, pero en el momento en el que cuestionas su manera de funcionar, ella tiembla, entra en pánico por la posibilidad de que la descubran, de que vean realmente cómo es ella. Ante esta posibilidad, pierde “el control”, y entonces se va mostrando como realmente es, y vienen las amenazas muy sutiles, las intimidaciones, las confrontaciones personales, los chantajes emocionales, haciéndote sentir fatal, anulándote.
Por lo general, esto surte efecto, y la persona rebelde, vuelve a su sitio. Pero en otras ocasiones, la persona se resiste, y comienza a hablar y pensar por sí misma. Ante el peligro de que otras personas también se "infecten" con esta rebeldía, y finalmente la descubran, hace que desaparezca “la manzana podrida”.
En mi caso, a nivel profesional no logró encontrar nada que justificara mi despido, así que tuvo que esforzarse para tramar “LA CONSPIRACIÓN”, y eso me lleva hasta aquí, el momento presente.
Ya estoy lista a nivel emocional para afrontar lo que viene, el descubrirme, el ver con más claridad la situación, me ha hecho terminar de cortar “el cordón invisible” que me mantenía unida a mi verdugo. Me siento más fuerte, y lo más importante, he identificado el sentido que tiene esta situación en vida, pero esto se los cuento más adelante en otro POST.
No identificar lo que realmente queremos y necesitamos, especialmente a nivel emocional, puede ser peligroso, nos puede llevar a tomar decisiones que nos ponen en peligro y nos hacen sufrir. Por eso es tan importante el autoconocimiento, el cuidarnos también a nivel mental y emocional. Si necesitas ayuda con esto, no dudes en contactarme…
¡¡ATENDEMOS TAMBIÉN DE FORMA VIRTUAL!!
Comments